En Colombia, sociólogos y
Trabajadores sociales se han dado a la tarea de analizar y escribir sobre el
tema y cierto es, que mas allá de la especulación poco es el aporte dado por
las diferentes ramas. Pretender encontrar una solución que resuelva esta situación
y que la anule como ejercicio de subsistencia, es tan utópico y atrevido como
pretender acabar con los pobres del mundo. Y entiéndase bien que no se trata
de discriminación ni
a los pobres, ni a las trabajadoras sexuales, ni mucho menos de desconocimiento
a los esfuerzos realizados por personas como Virginia Gutiérrez de Pineda,
primera mujer en
Colombia en abordar el tema, o al abogado cartagenero Ramón
Ariza con su libro Prostitución
y Delito de
1968. No, no se trata de desmeritar estos trabajos, ni tampoco los realizados
por Saturnino Sepúlveda. Por el contrario, de acuerdo a estas bases es que se
pretende analizar el camino recorrido desde esos días, desde ese entorno
cultural hasta estos tiempos y estas condiciones, observando el transcurrir de
las normas en Colombia y compararlo con la moral de una sociedad que se atreve
a catalogarse como "de mente abierta"
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